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Miles de personas en el mundo han recuperado la alegría y el encanto de la vida.

Talleres de Oración y Vida

Padre Ignacio Larrañaga

Miles de personas en el mundo han recuperado
la alegría y el encanto de la vida.

Talleres de Oración y Vida

Padre Ignacio Larrañaga

Grano de trigo

«Padre de ternura, acogí a los pecadores y a los abandonados, compartí su mesa y su condición de marginales, les mostré tu nuevo rostro de Padre amoroso que acoge a los que están perdidos y no excluye a nadie; les rebelé que el Reino es bienaventuranza para los pobres y acogida para los pecadores; y esta muerte, que es consecuencia de mi vida, la deposito en tus manos como ofrenda de amor y redención por los pecadores. Arrastro conmigo la pobreza y el pecado del mundo a la nada en que estoy convertido. Con la ofrenda de mi existencia comparto la suerte de los pobres y me solidarizo con la situación en que se hallan los marginados, como yo ahora, los excluidos de la sociedad».

«Quiero que en esta tarde el dolor y el amor se abracen como el crepúsculo y la aurora, y sea la redención un árbol de fronteras abiertas que, con su sombra, cubra a la humanidad entera; quiero empujar a la humanidad hacia un hogar desconocido, librar a los cansados pies de las pesadas cadenas y echar a rodar un amor que no posee ni es poseído».

El grano de trigo, muerto y sepultado bajo la tierra, ya es espiga dorada meciéndose al viento. De la muerte nace la vida; de la humillación, la exaltación. El Pobre de Nazaret es ahora el Señor Jesus.

Jesucristo es «el que ha venido», pero también es «el que está viniendo». Él es el meteoro señorial disparado por los espacios y eternidades como flecha de esperanza.

¡Jesucristo vive ayer hoy y mañana!

Del libro El Pobre de Nazaret de P. Ignacio Larrañaga