No podía empezar este testimonio sin antes agradecer a mi Dios de la ternura por sus regalos de amor: Nuestro querido padre Ignacio por haberle derramado su Espíritu Santo de una manera tan magistral. Paz en su tumba. A mis hermanos en Cristo que dejaron todo en cada charla con su esmerado esfuerzo y compromiso, Dios les continúe avivando su fuego.
Me voy con Dios vivo en mi corazón. Padre Ignacio nos dice: “Toda oración que no termina en compromiso de vida, es alienación”. Me interpela profundamente y me conduce a la autocrítica; les manifesto que este EED fue luz ara mí en todo el tiempo, me fortalecí en mi amor por Dios y mi convencimiento aún más que esto es lo que andaba buscando. Me voy fuerte al combate de la vida, repito, con un Dios muy vivo y muy fuerte en mi corazón.
“Por Él sufro hasta llevar cadenas como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada”. 2 Tim, 2,9