Cuando supe del Taller de Oración y vida del Padre Ignacio Larrañaga (TOVPIL), no planteaba realizarlo, sin embargo y gracias a la invitación de una amiga de mi fallecida esposa Rosario, he asistido al que estaba impartiendo en la Parroquia de San Félix de Valois de Jaen.
Mi experiencia como tallerista ha sido, sobre todo, hacer de la Sagrada Biblia un libro esencial en mi vida. Aquí he encontrado un Dios que es AMOR, un Dios, que lejos de lo que muchos piensan, siempre está dispuesto a perdonarnos y a querernos.
El Señor se fue adentrando en mí y en cada uno de nosotros, a medida que avanzábamos, y he descubierto que se puede ORAR de muchas formas para lograr encontrarse con Él.
Este taller me ha servido para muchas cosas en mi vida pero sobre todo, para dar AMOR a los hermanos, PAZ a los que la necesitan, COMPRENSIÓN a los que están desconsolados y ALEGRÍA a los que están tristes.
No cabe duda de que he experimentado un cambio positivo en todo mi ser, que espero sea el comienzo de un camino espiritual, junto a Dios.
Gracias a la sabiduría del Padre Ignacio Larrañaga he descubierto un Dios que da AMOR por odio, un Dios que no es justiciero, un Dios al que no debemos temer porque solo es AMOR, Misericordia, Comprensión, Ternura, Bondad, Paciencia…, en definitiva, un Dios que lo da todo por todos y que entregó a la muerte a su único Hijo Jesucristo por nosotros y por nuestra salvación.
Uno de los momentos que más me han conmovido ha sido la experiencia del holocausto al aire libre en el patio de la Parroquia, donde cada uno escribió en un papel aquellas cosas que nos herían, que más daño nos hacían, logrando desprendernos en una pequeña hoguera de aquellos momentos que quizás, por un motivo u otro, hacía que nuestro espíritu de verdaderos seguidores de Jesús, no aflorase en este mundo, que tan necesitado está del AMOR de Dios.
En algún momento del taller llegué a hacerme esta pregunta:
¿Qué diferencia hay entre gustar y amar?
“Si vemos una rosa y nos gusta, la cortamos;
si vemos una rosa y la amamos, la regamos cada día para que perdure”.
Una vez terminado el taller, tanto el grupo como yo, tenemos la digna y gratificante misión de anunciar el Evangelio al máximo número de personas, sobre todo, a los más pobres y necesitados.
Desde hoy, nos hemos convertido en verdaderos misioneros del Señor.
“En definitiva, la piedra angular que sustenta el templo de mi fe es la Sagrada Biblia, en la cual he puesto todas mis esperanzas y en la que he encontrado la inmensa alegría de ser CRISTIANO”.
Que el Señor nos ilumine, nos guarde siempre y nos de fuerzas, en esta vida, para seguir su camino. Amén.
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He terminado mi segundo taller de Oración y vida y comparto mi sensación, que es la de haber compartido días de luz y armonía, con gente que te entiende o por lo menos que no te miran raro porque hables de Dios.
Esa sensación tan bonita es el amor de Dios, no hay duda, cada corazón que se abre, ahí está Él.
Ahora que estamos llenos de amor, regalemos su amor cada uno a nuestro alrededor, familia, vecinos y amigos.
Así enseñemos lo que a nosotros nos han enseñado.
Que Dios nos conceda salud para anunciar su reino.
Por segundo año y los que vengan, vuelvo a decir gracias a la guía que ha impartido este TOV ya que es parte de “nuestra familia”.
No dejéis nunca este camino, seguir , hay mucha gente que os necesita.
Gracias por seguir el trabajo del Padre Ignacio.
El Señor os bendiga.