Hoy, día 4 de Mayo, es la fecha del natalicio del padre Ignacio Larrañaga Orbegozo, fundador de los Talleres de Oración y Vida. Desde aquí queremos recordarle con inmenso cariño, agradeciendo a nuestro Padre Dios el gran regalo que hizo a la Iglesia, con un apóstol incansable, el “profeta de la oración” enamorado de Jesús y del Evangelio.
Padre Ignacio nació el 4 de mayo de 1928 en un caserío en las proximidades del santuario ignaciano de Loyola (Guipúzcoa, España). Su juventud no fue una etapa fácil, pero en esos años palpitó dentro de sí un algo que él llamaba una “veta mística”, era la sed de Dios que no le dejaba en paz, como una zarza que siempre arde y nunca se consume.
Su juventud estuvo embriagada por dos fuerzas: la amistad divina y la música.
La cumbre de la experiencia misionera de Padre Ignacio radica en la fundación de los Talleres de Oración y Vida (1984), que surgen como una respuesta a la necesidad de los hombres y mujeres de orar de forma experimental, ordenada, sistemática, progresiva. Inicia con un grupo de personas en Santiago de Chile y de ahí, rápidamente, se expanden los TOV a diversos países; en 1986 los Talleres de Oración y Vida se imparten en 17 países, siendo una gran fuerza incipiente.
El 4 de octubre de 1997, el Pontificio Consejo para los Laicos firma el Decreto por el cual Talleres de Oración y Vida comienza a ser una Asociación Internacional Privada de Fieles, de Derecho Pontificio con Personalidad Jurídica, que se hace entrega el 15 de octubre del mismo año.
Destacamos la intensa actividad como escritor de nuestro fundador, habiendo publicado los siguientes libros:
+ Muéstrame tu rostro (1972)
+ El silencio de María (1975)
+ Sube conmigo (1978)
+ El hermano de Asís
+ Del sufrimiento a la paz.
+ Encuentro. Manual de oración.
+ El pobre de Nazaret.
+ Itinerario hacia Dios.
+ Las fuerzas de la decadencia.
+ El matrimonio feliz.
+ El arte de ser feliz.
+ La rosa y el fuego.
+ Salmos para la vida.
+ Dios adentro.
+ Transfiguración.
+ El sentido de la vida.
DAMOS GRACIAS A DIOS PADRE, POR SU FECUNDA VIDA, Y POR ENSEÑARNOS A VIVIR LLENOS DE ALEGRÍA EN EL AMOR A DIOS.