A un año de la partida de padre Ignacio a la Casa del Padre los Guías de Talleres de Oración y Vida seguimos trabajando con la misma energía, alegría y paz que cuando estaba con nosotros.
El tenía la certeza que después de su partida los Talleres seguirían inquebrantables su camino afirmándose fuertemente en la oración, la humildad y la fraternidad.
Ahora él ha descubierto el Rostro del Señor y desde la Patria Celestial nos envía su bendición e inspiración y sigue, y seguirá junto a nosotros los Guías, iluminándonos para avanzar en el arte de enseñar a orar y avanzar día a día en la Conversión Permanente. Y también lo hará con todas aquellas personas que se acerquen a sus escritos en busca de una vida plena, o tras el Rostro de Dios.
La riqueza espiritual y la sabiduría que él nos dejó, son nuestro mejor legado para continuar su obra para Gloria de Dios, y para implantar al Dios vivo en los corazones de la humanidad, llevando vasitos de alegría a todo sufriente, como él solía decirnos.
En cada uno de nosotros viven sus palabras y somos testigos privilegiados de tantas enseñanzas que nos inculcó desde los primeros años. Muchos somos los que nos conmovimos con sus profundas orientaciones que dieron paz y sosiego a la agitada vida que nos ha correspondido vivir.
Sus grandes dotes de comunicador le permitieron entregar la temática de los EED y de los TOV, basada en su experiencia personal y fundante de Dios, en un lenguaje directo y sencillo, al alcance de todos, y con una original visión que sorprende y cautiva a quien lo recibe.
Su personalidad tímida y audaz al mismo tiempo, le permitió evangelizar recorriendo el mundo año tras año, con la anuencia de su fraternidad capuchina, de una manera admirable. Su dedicación y esfuerzo, su amor por la música y su humanismo, su inquebrantable fe, su ejemplo, en suma, han dejado profunda huella en nosotros.
Miro hacia atrás, como era su personalidad en el año 1984 y lo veo, distante, parco en sus expresiones y gestos, reservado, envuelto en un aire de autoridad, inspirando respeto… y cómo fue mudando en sus últimos 30 años hasta llegar a ser tierno, cariñoso, cercano, regalando abrazos y besos una y mil veces sin cansarse.
En estos últimos 5 años cuando la comunicación entre nosotros, Coordinación Internacional, y él, era muy cercana y fluida, tuvimos conversaciones muy edificantes, riquísimas, y siempre con sonrisa en el rostro, y paz en el corazón.
Cuando estábamos preparando el Documento Refundacional y teníamos que hacer referencias para rescatar el concepto de Conversión Permanente. Me dijo: escribe, lo que te voy a decir es importante:
«Yo ya estoy en el final de mi vida, mis palabras finales, como testamento serán: esfuércense en la oración personal, es el gran secreto de la vida con Dios; a Él hay que conocerlo, tratarlo, lo demás son palabras bonitas, esto es lo vital. Y entonces darán palos al ego, nuestro gran enemigo: si logran dormirlo habrán ganado la gran batalla de la liberación interior. Y serán más felices. Recuerden, en breves palabras, este es el camino de la Conversión Permanente; tiene más aristas, pero quédense con esta directriz.
Solo Él, El sin nombre, hace prodigios en el alma humana. Y los corazones se llenarán de dulzura, la paz danzará en la humanidad, porque han conocido el Rostro del Padre, que el Hijo del Hombre nos reveló.
Coordinación Internacional, en el cementerio, 26 octubre 2014