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Miles de personas en el mundo han recuperado la alegría y el encanto de la vida.

Talleres de Oración y Vida

Padre Ignacio Larrañaga

Miles de personas en el mundo han recuperado
la alegría y el encanto de la vida.

Talleres de Oración y Vida

Padre Ignacio Larrañaga

Testimonio de un Joven

Fueron muchas cosas y sentimientos positivos obtenidos en el transcurso del Taller de Oración y Vida del cual participé. Recuerdo una sesión en especial que me permitió ver una señal enviada por el Padre y por Cristo, de un aspecto muy personal de mi vida en donde pasé un tiempo muy difícil debido a una enfermedad bastante complicada, y en donde el Padre Dios me recordó, que en ese momento estuvo conmigo todo el tiempo.

Los Talleres de Oración y Vida son instrumentos y herramientas muy positivas que ayudan a organizar nuestra forma de orar y a comunicarnos con el Dios Padre, nuestro Señor Jesucristo y la Virgen. Desafortunadamente hoy en día tomamos todo tipo de cursos, de baile, yoga, canto, lectura rápida, pero no afianzamos ni nos proponemos aprender cómo es la mejor forma de comunicarnos con nuestro Padre, creemos que el ir a misa es suficiente tiempo para dedicarle a nuestro Señor.

Aprendí que la soledad con el Padre Misericordioso es la mejor receta para la oración, que la tranquilidad, serenidad y una correcta disposición de oración son la clave para comunicarnos con el Padre y sentir su presencia. El Taller de Oración y Vida, es algo fundamental en la vida de un católico, pero me permito aclarar y resaltar que para poder adquirir esta experiencia y aprender cómo comunicarnos con nuestro Padre tenemos que dar el 100% de nuestro actitud, es decir, hacer todas las tareas encomendadas, leer las citas bíblicas, realizar las diferentes formas de oración y dedicarle un tiempo de todos nuestros días al Padre, porque los resultados se ven es cuando seguimos las instrucciones impartidas.

Por eso invito a todas las personas que puedan realizar este Taller y además lo terminen, va hacer una de las experiencias más enigmáticas de sus vidas.

Stephanie Martelo Ávila.