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Miles de personas en el mundo han recuperado la alegría y el encanto de la vida.

Talleres de Oración y Vida

Padre Ignacio Larrañaga

Miles de personas en el mundo han recuperado
la alegría y el encanto de la vida.

Talleres de Oración y Vida

Padre Ignacio Larrañaga

Testimonio de una Guía de Albania

Nací en una ciudad de Albania en 1970, crecí en una gran familia compuesta por mi madre, mi padre, 9 hermanos y yo una hermana sola. Hasta los 20 años, crecí sin conocer a Dios y la fe de Cristo. Era el tiempo comunista y no se atrevían a hablar de Dios porque mi familia era perseguida por el estado en ese momento porque mis tíos habían roto las reglas estatales y habían huido emigrando para conseguir una vida mejor. Éramos una familia pobre. Sufrimos mucho por la pobreza y yo sufrí de asma bronquial, tuve dificultad para respirar. En ese tiempo, mi padre tenía una foto de San Nicola en secreto y la sacaba todos los años, pero no lo decía y en su lugar decía: «Tengo mis cumpleaños».

A los 20 años, se abrieron iglesias. Comencé a ir a las iglesias para conocer al Señor y buscar milagros para mi enfermedad. Realmente no sabía lo que Dios estaba escuchando.

Pero el Señor, para hacerme saber su nombre, me dio el milagro de mi enfermedad al sanarme para dar testimonio de él. En 1994, en la primavera de ese año, recibí el bautismo, después de un año recibí la Confirmación. En ese tiempo experimenté la pérdida de mi padre y de dos de mis hermanos, ellos habían dejado este mundo, mi padre de 67 años, un hermano de 7 años y otro de 39 años.

En 2008, el 31 de noviembre, me casé con mi esposo en la Iglesia. Pero la vida realmente comenzó con las olas más grandes. En el primer año de matrimonio, tuve un aborto espontáneo.

En 2012, después de mi matrimonio, comencé a asistir a la Legión de María, Reina de los Mártires de Shkodra. Comencé a conocer María, la Madre de nuestro Señor Jesucristo, el Salvador. Este camino me enseñó cómo rezar, cómo rezar el Rosario, cómo ser un fiel soldado del Ejército de Nuestra Señora María, haciendo apostolado en los hospitales, en las familias enviando un sacerdote a casa para la bendición, trayendo a las personas para hacer el matrimonio en la Iglesia, por las personas que estaban sufriendo por tener que abandonar este mundo, por los moribundos, llevando al sacerdote a dar la bendición y el sacramento de los enfermos y rezando para ellos.

En 2013 comencé el Taller de Oración y Vida. Aquí me di cuenta de que necesitaba una curación espiritual interna para una posición fuerte con el Señor en las cruces de mi vida al reconocer a los santos, a otros líderes de la comunidad que viven con Cristo y proclaman mejor la Palabra del Señor y el Evangelio de Cristo. Tomé el Taller de Oración y Vida como una comida diaria, asistí a 5 años en este Taller y 1 año de Escuela de Formación. Por esto bendigo al Señor que me ha elegido para conocerlo a través de este camino. Este Taller me preparó mucho para algunas de las cruces con las que vivía. En el mismo año en que comencé el Taller, mi esposo se quemó con una pistoleta de gas. Hubo 85% de quemadura con el gas. Los médicos dijeron que era imposible salvarlo. Pero este era el plan del Señor para que pudiera ver la obra del Señor en la cruz que me hacia sufrir tanto. Pero poco a poco hubo un gran milagro, el Señor lo sanó y salvó su vida. Desde entonces mi esposo iba cada domingo a la santa misa y a recibir el Cuerpo de Cristo, cosa que antes no hacía nunca.

Después de un año y medio tuve otros 2 abortos espontáneos y se murió un sobrino, también experimenté la muerte de mi madre. Aquí me di cuenta de que si yo no hubiera asistido al Taller de Oración y Vida, no hubiera sido nada fácil sobrellevar mis cruces. Estas cruces me hicieron más fuerte en la fe y en el amor a Dios.

La Comunidad Neocatecumenal me hizo entender que mis 4 hijos podrían ser bautizados con el Señor de dos en dos, 2 niñas y 2 niños para mi consolación. Fueron bautizados por un sacerdote neocatecumenal, que era polaco. Creyendo en el Señor y en su paraíso que algún día compartiré con ellos, mis hijos que están en lo alto del cielo. Por esto he prometido al Señor testimoniar que me ha elegido y que es un honor para mí. Yo no sé cuanto valor tengo yo, el Señor por cierto lo sabe mejor.

Y este Taller tiene también cosas muy bellas para mí: el estudio de la Biblia, el poder enfrentar las cruces de la vida, de seguir adelante siempre con el Señor. Me dió la misericordia de Cristo como modelo de la perseverancia en la fe para salvar mi alma del pecado. La consolación de la Virgen María, como modelo de mujer de fe. El conocimiento de los santos y su amor por Dios a imagen de Cristo. Una llamada de Cristo en el Evangelio siempre me acompaña y me consuela: “Vengan todos a mí los que están cansados ​​y afligidos, porque yo soy manso y humilde de corazón. Tomen mi carga que es dulce y liviana».

He descubierto que la vida con Dios y su Hijo Cristo es suficiente para mí. Agradezco al Señor, la Hermana C., y especialmente a la Hermana Simoneta, por su bondad y amor de madre espiritual que predica la Palabra del Señor como un alimento dado al niño pequeño que no sabe alimentarse. Dios bendiga su vida.

Con amor y sed de Dios,

D., Guía de Albania