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Miles de personas en el mundo han recuperado la alegría y el encanto de la vida.

Talleres de Oración y Vida

Padre Ignacio Larrañaga

Miles de personas en el mundo han recuperado
la alegría y el encanto de la vida.

Talleres de Oración y Vida

Padre Ignacio Larrañaga

Oración y Vida

La oración es relación con Dios. Relación es un movimiento de energías mentales, un movimiento de adhesión a Dios. No existe una manera única de relacionarse con Dios.

Como se sabe, el ser humano no es geométrico, ni una línea recta. Sus estados de ánimo suben y bajan igual que las alteraciones atmosféricas: ahora hace frío, después calor; ahora nublado más tarde sol, luego lluvia. Así mismo es el ser humano: ahora está contento, después temeroso, más tarde eufórico, luego triste; duerme mal y amanece contento, duerme bien y amanece malhumorado; cuando tiene todos los motivos para estar abatido, está radiante. No hay lógica. El hombre, ¡este desconocido!

Toda alma sufre vacilaciones y perplejidades en su camino de oración, en su ascensión hacia Dios, más concretamente en su vida de fe, ya que el misterio de la oración es poner en movimiento la propia fe.

A veces, usted no puede orar, a no ser leyendo o escribiendo. Algunas veces, cuando se está “leyendo” una oración, el Señor se hace presente tan densamente que se queda sin ganas de decir nada, simplemente en silencio en la Presencia.

Otras veces, usted toma una expresión fuerte y la va repitiendo, concentrada e intermitentemente; aquí también puede llegar un momento en que las palabras pierden su fuerza intrínseca y usted se queda en silencio, sintiendo la Presencia.

Puede suceder otra cosa: después de unos minutos de sabrosa oración, usted percibe de repente, que su interior se está poblando de tensiones y preocupaciones. En ese momento, usted debe hacer un ejercicio de silenciamiento, para calmar ese estado de ánimo y conseguir concentrarse de nuevo.

Hacer una lectura de la Biblia, leyéndola lentamente, tratando de entender lo que lee, escuchando a Dios como si El hablase a usted de persona a persona, como si pronunciase su propio nombre. Todo un diálogo íntimo y sabroso con Dios.

Sin embargo, es necesario tomar consciencia de que orar es una actividad vital, y las cosas de la vida no se aprenden solo mediante una abstracción intelectual, sino practicándolas, viviéndolas. Por otra parte, sabemos bien que la oración es gracia, pero al mismo tiempo es arte, y como arte, la oración está sometida a las normas de un aprendizaje metódico.

Nosotros queremos llevar la fuerza de la oración hacia una transformación personal y un compromiso concreto con la Iglesia para una tarea evangelizadora, por eso los Talleres de Oración y Vida utilizan una pedagogía progresiva, método y disciplina, entrenamiento y, sobre todo una intensa práctica. La oración es fruto y expresión del amor, y el amor tiene dos caras: amor a Dios y amor al prójimo. Siendo así, nuestro compromiso con los hermanos garantizará la autenticidad de nuestro trato con Dios.

Extraído de la entrevista hecha al Padre Ignacio Larrañaga, en España en el año 1991.