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Miles de personas en el mundo han recuperado la alegría y el encanto de la vida.

Talleres de Oración y Vida

Padre Ignacio Larrañaga

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Meditar y Vivir

Gestación de Maria

Para saber cómo eran los sentimientos de María en los días de gestación, vamos a colocarnos ante situaciones análogas.

Si hoy día preguntamos a una mujer grávida, y que al mismo tiempo sea mujer de mucha fe y gran interioridad, cuáles son los sentimientos que experimenta en ese estado de gravidez, ella quedará sin saber qué responder… ¡No es extraño, es tan insondable lo que vive! Al fin hablará dificultosamente; pero aun con palabras vacilantes conseguirá, no digo expresar, mas sí evocar un mundo inefable, un mundo que nace y muere con su propia maternidad.

¿Cuál era la estatura psíquica y espiritual de María por esos días de gestación? En las escenas de la anunciación, María aparece dueña de una madurez excepcional, con capacidad de reflexión y, sobre todo, muy interiorizada. Y todo esto en unas proporciones que no corresponden a su edad.

Si medimos su estatura espiritual por el contenido del Magníficat, comprobaremos que, cuando se evoca el misterio personal del Señor Dios, María es una joven vibrante y hasta exaltada a pesar de que, por lo general, se muestra reservada y silenciosa. Conoce la historia de Israel y es plenamente consciente del significado de la Encarnación. Además, es inmaculada, llena de gracia, habitada por la presencia sustancial del Verbo y afectada por la acción directa del Espíritu Santo.

Tal es el sujeto que va a vivir una experiencia única.

Difícilmente podrá la mente concebir, y la lengua expresar, y la intuición más penetrante adivinar, cuál fue la amplitud y la profundidad de la vivencia en Dios, de nuestra Madre por esta época. El mundo interior de María debió enriquecerse poderosamente en estos nueve meses, en orden físico, psíquico y espiritual. Aquello debió ser algo único e inefable. María vive abismada en un universo sin fondo y sin contornos, mirando siempre contemplativamente al centro de su ser, donde se realiza el misterio infinito de la Encarnación. Todo el cuerpo y toda el alma de María estaban centradas y concentradas en su Magnífico Señor que había ocupado el territorio de su persona.

Tomado del libro: ”El silencio de María” capitulo IV subtítulo: “María en los meses de la gestación” de padre Ignacio Larrañaga