PENTECOSTÉS 2025
Envía Señor tu Espíritu y renueva la faz de la Tierra.
Juan, en su Evangelio, nos narra lo siguiente:
El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús en pie gritó: “El que tenga sed, que venga a mí y beba y el que cree en mí; como dice la Escritura: “De sus entrañas manarán ríos de agua viva”. Dijo esto refiriéndose al Espíritu que habían de recibir, los que creyeran en él. Todavía no se había dado el Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado. (Juan 7,37-39)
Un poco más adelante, nos dice este mismo Evangelio:
Os he hablado de esto ahora que estoy con vosotros, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo, y os vaya recordando todo lo que os he dicho. (Juan 14,25-26)
Y una vez ya muerto y resucitado, Jesús ha sido glorificado junto al Padre y puede cumplir su promesa de volver en forma de Paráclito y en el siguiente texto se nos narra lo que sucedió poco después de su partida junto al Padre:
Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose en cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse. (Hechos 2,1-4)
Querido amigo, esta fuerza de Dios prometida a través de Jesucristo, fue la que acogieron las primeras comunidades, con asombro; de tal modo, que aprendieron a respirar y sintonizar el “aire de Jesús”, hasta que su Espíritu se reveló en cada uno de sus miembros.
Pero ese mismo prodigio sigue sucediendo a todo aquel que cree y sigue a Jesucristo. “El que viene a mí y cree en mí, de sus entrañas manarán ríos de agua viva”
Querido amigo, un Pentecostés, es un acontecimiento que nos marcará para siempre y dará un giro a nuestras vidas. Es como ese fuego, como ese huracán, descrito en los Hechos que hace romper las puertas y las ventanas; es decir, nos saca de nuestros recintos individualistas y timoratos, para proclamar lo que nos ha acontecido. Al igual que cuando te enamoras. Es algo que no se puede guardar. Es una fuerza transformante que se hace patente y sorprende, primeramente, a uno mismo y después, a los que te rodean. Finalmente llegas a la conclusión de que la fuerza del Espíritu es la que obra en ti.
Te invito a abrir tu corazón para acoger esta fuerza que viene del Padre, a través del Espíritu Santo y que es el mismo Jesucristo, ya glorificado y glorificador.
Toma una posición corporal, verdaderamente de acogida, con los brazos relajados, la respiración serena y sosegada, llenando tu ser entero de paz y de buena disposición; es decir, tu ser entero abierto para acoger al Espíritu Santo que va a ir colmándote de todo aquello que necesitas para que tu vida vaya transformándose, llenándose de todos los dones divinos para ir manifestándolos en tu vida y que Dios pueda ser glorificado a través de ti.
Ven Espíritu Santo,
Tú que llenas de fuego el corazón de los que buscan a Jesús.
Tú que iluminas la mente de los pobres que escuchan la Palabra, buscando la voluntad del Padre.
Tú que reúnes en tu amor a quienes se esfuerzan por amar, siguiendo el ejemplo de Jesús. Nosotros no sabemos cómo orar ni qué pedir. Pero Tú conoces nuestros deseos y suples nuestra pobreza.
Reafirma en nuestros corazones la certeza del amor del Padre, la seguridad de ser sus hijos. Confírmanos en tu luz y tu amor, infunde en nosotros tu aliento.
Tú que sin cesar creas y haces germinar un mundo nuevo, renueva nuestras mentes y corazones.
Tú nos invitas a avanzar sin descanso impulsados por tu aliento, haciendo brotar de tu amor la vida y la belleza. Nuestras miradas se vuelven hacia el mañana. Lo mismo que la aurora triunfa de la noche con su luz naciente, danos la esperanza que disipa los temores y hace nacer la alegría.
Que rebosen nuestros corazones de la Buena Nueva para que nuestros labios la hagan resonar hasta los confines de la tierra.
(Espíritu Santo S-30)
Querido amigo, deja o mejor dicho, facilita el obrar del Espíritu Santo en ti, para contribuir a que el plan de Dios se realice pronto, para que su Reino venga a nosotros.
Que Dios te bendiga te guarde, te mire benignamente y te conceda la paz.
Canción del Espíritu S-12